Aunque la Comuna conserva la propiedad del aparcamiento, mantiene el control sobre él: puede ofrecer una tarificación adecuada, horarios flexibles y una serie de servicios dirigidos al público que realmente quiere atraer (clientes y personas que viven en el centro o lo visitan, mientras que a los que se desplazan al trabajo se les orienta hacia otros medios de transporte o aparcamientos más alejados). Junto con la mejora del transporte público, los carriles bici y los itinerarios peatonales seguros y agradables, la gestión del aparcamiento es un factor clave en la gestión sensata de la movilidad. Sin ella, ya no sería posible aplicar políticas públicas coherentes y elegidas democráticamente.
¡Llevar a cabo la iniciativa supondría privatizar todos los aparcamientos del centro de la ciudad! Significa confiar su desarrollo y gestión a un actor privado, cuyo objetivo es maximizar su rendimiento financiero. Pretender controlar una empresa privada durante 70 años es una ilusión, por no decir una mentira. Se opondrá a las medidas o políticas de movilidad que reduzcan el rendimiento de su inversión. Existe un riesgo real de que los precios sean mucho más altos de lo que son hoy, sobre todo teniendo en cuenta el elevado coste del aparcamiento, y de que este aparcamiento atraiga a más viajeros que clientes del centro de la ciudad. Como resultado, perderá el dinamismo que los iniciadores esperaban conseguir.